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    Recordar a Víctor Lidio Jara Martínez es hacer memoria sobre los asesinatos del genocida Augusto Pinochet

    La figura del músico, cantautor, profesor, escritor y director de teatro chileno es un referente internacional de la canción protesta.

    No queríamos que se nos escapa este mes de septiembre sin recordar a uno de los más grandes artistas de América latina. Víctor Lidio Jara Martínez​​​, cantautor, músico, profesor, escritor, y director de teatro chileno.​​​ La figura de Víctor Jara es un referente internacional de la canción de protesta, aunque él nunca se sintió del todo identificado con esa definición.​ El magnífico maestro se convirtió en un ícono para los cientos de artistas que fueron detenidos, desaparecidos y asesinados durante la dictadura chilena.

    El cantautor fue asesinado hace 50 años, cinco días después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 contra el presidente socialista Salvador Allende. El cuerpo de Víctor Jara apareció acribillado en un descampado al sur de la Capital Santiago. El músico se transformó en el testimonio de la brutalidad del golpe de Estado contra el gobierno socialista de Salvador Allende(1.970- 1973) y su legado traspaso fronteras y generaciones.

    Víctor Jara es considerado un símbolo de la canción de protesta en su país y en América Latina. Tras su muerte, el músico se convirtió en una imagen referente para los cientos de artistas que fueron detenidos, torturados, desaparecidos y asesinados durante la dictadura chilena.

    Parece que no pero creemos que es muy importante volver a recordar este sangriento asesinato en Chile. El cantante fue detenido el 12 de septiembre de 1973, un día después de que los militares derrocaran al presidente Allende, maniobra con la que instaurarían una sangrienta dictadura militar en el país suramericano. Después de haberlo detenido ese fatídico 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe de Estado que lideró el general Augusto Pinochet (1973-1990) y llevado al Estadio Chile. El cantautor y Quiroga fueron dos de los más de 5.000 partidarios de Allende apresados y llevados a ese recinto deportivo, que hoy se llama Estadio Víctor Jara, por los militares. Allí, según testimonios judiciales, sus captores se ensañaron especialmente con ellos y durante al menos tres días los torturaron: el cantautor tenía 56 fracturas óseas y 44 balas en su cuerpo, mientras Quiroga presentaba 47 fracturas y 23 balazos.

    Los cadáveres de ambos militantes comunistas fueron lanzados, juntos, a un terreno baldío cercano a la línea férrea, en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, el 16 de septiembre de 1973.

    Afortunadamente estos crimenes de lesa humanidad fueron llevados a la justicia Chilena. La Corte Suprema de ese pais ha dictado sentencia definitiva

    La Corte Suprema chilena ha condenado en firme a siete exmilitares del Ejército como autores del secuestro y homicidio del cantautor Víctor Jara en vísperas de que se cumplan, el próximo 16 de septiembre, 50 años del crimen, perpetrado en el Estadio Chile pocos días después del golpe de Estado que en septiembre de 1973 y liderado por Augusto Pinochet derrocó al presidente socialista Salvador Allende (1970-1973). El compositor fue asesinado a golpes y balas junto a Littré Quiroga, quien era el director del Servicio Nacional de Prisiones del Gobierno de Allende. Ambos pasaron sus últimas horas de vida juntos y aislados del resto de prisioneros en un camarín.

    De acuerdo con el fallo, que fue unánime, fueron condenados los exmilitares Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto a penas de 15 años y un día de presidio en calidad de autores de los homicidios. Además, a 10 años y un día como autores de los secuestros calificados. En paralelo, el exoficial Rolando Melo Silva fue sentenciado a 5 años y un día, y a otros 3 años y un día de cárcel, como encubridor de los homicidios y los secuestros, respectivamente.

    También es muy importante saber que uno de los objetivos de Pinochet era la Embajada Cubana en Chile. La obsesión del fascista chileno era hacer desaparecer por completo toda la estructura sin importarle las personas que estaban dentro del inmueble. Este dictador chileno tenía en la mente una idea, una palabra o una imagen fija o permanente en contra de Allende y de Fidel Castro.

    La visita de Fidel Castro a Chile en 1971 fue uno de los hitos más relevantes durante el gobierno de la Unidad Popular. El líder de la revolución cubana visitó por primera vez Chile entre el 10 de noviembre, día en que fue recibido por Allende en el Aeropuerto de Santiago, y el 4 de diciembre de ese año, cuando dejó el país dos días después de su discurso de despedida en el Estadio Nacional. Durante la visita, que se extendió por más de tres semanas, se establecieron las bases de cooperación mutua entre los procesos políticos liderados por Salvador Allende y Fidel Castro, la que a mediano plazo sería decisiva para el progreso del socialismo en Chile.

    Un dialogo de Fidel Castro y Salvador Allende recuperado en 2.012 ve la luz cuatro décadas después y se abre camino muy lento en los medios de comunicación desgraciadamente gracias al fascismo. Apartir de ahi hasta hoy son muy pocos los medios que lo han publicado.

    Estos dos líderes socialistas hablan sobre la forma en la que ambos ven la revolución en los dos países. El imperialismo, que ha estado y está detrás de todos los procesos para atajar la revolución, que significa los cambios y su derrota, en Chile no va a poder desembarcar. En Chile no va a intervenir materialmente. Pero busca otros caminos, cual es alentar a los grupos reaccionarios e incubar a los grupos fascistas, y utilizar la demagogia y movilizar a los grupos de menor conciencia social. Pero tengo la seguridad y la certeza absoluta de la respuesta implacable y dura del pueblo».

    En eso se equivocaba Salvador Allende. Dos años después de estas palabras, el 11 de septiembre de 1973, los militares se alzaban en armas. El presidente chileno terminaría asesinado en el Palacio de la Moneda y el régimen militar impondría tal nivel de brutalidad que conseguiría acallar las voces más insumisas, como después sucedería también en otros países del Cono Sur.

    Coincidiendo con el 39 aniversario lo decían hace 11 años después del golpe, el Canal emitiría esa noche a las 22:30hs (las 3:30 de la madrugada, hora española) el ‘Diálogo de América’, la histórica grabación del encuentro en Santiago de Chile entre Allende y Fidel Castro, que visitó la ciudad en noviembre de 1971. El periodista Augusto Olivares, que se suicidó cuando se produjo el golpe, y el cineasta Álvaro Covacevich registraron un documento que se estrenó en París en 1972, pero al que después se perdió la pista.

    Cuatro décadas más tarde, la cinta se recuperó y ha sido restaurada en sus aspectos técnicos. Vuelve a ver la luz ahora que se conoce bien el trágico curso de los acontecimientos en el Cono Sur en los años 70. Sin embargo, algunos trechos del diálogo, que adelantan algunos diarios resultan de ultimísima actualidad en el contexto latinoamericano.

    Fue una charla relajada, casi íntima, en los soleados jardines del palacio presidencial donde Allende fue asesinado dos años más tarde. El revolucionario cubano y el socialista chileno hablaron de revolución, oligarquía e imperialismo y del futuro de América Latina.

    Opresión y oligarquías

    «El gran motor de la historia han sido las luchas de las masas oprimidas contra los opresores», decía Fidel. Por eso en Cuba, donde el pueblo vivía «sometido y humillado por el imperialismo», la motivación de los revolucionarios no era otra que «la lucha por la vida».

    Allende afrontaba el proceso de transformación social de un modo muy distinto al de su par cubano, pero su convicción no era menos firme en esa revolución chilena «que tenía que hacerse dentro de la democracia burguesa y con los cauces legales de esa democracia». En la entrevista, Allende se refirió a los obstáculos que se le planteaban, sobre todo, por la existencia «de una oligarquía con bastante experiencia, inteligente, que defendía y defiende hoy muy bien sus intereses y que tiene el respaldo del imperialismo».

    Allende afrontaba incontables obstáculos, pero sentía firme el avance del socialismo en Chile: «El cobre es nuestro, el hierro es nuestro, el salitre es nuestro, el acero es nuestro: es decir, las riquezas básicas las hemos conquistado para el pueblo».

    Porque, para Allende, «los revolucionarios nunca han generado la violencia. Han sido los sectores de los grupos golpeados por la revolución los que generan la violencia en la contrarrevolución». «Mantuvieron los sistemas por la violencia, así los defienden, por la violencia», agregó Fidel.

    Libertad de prensa

    El presidente chileno se refirió además a una cuestión delicada todavía hoy en América Latina y en gran parte del mundo: la libertad de prensa. «Es mucho más que una libertad de prensa. Es un libertinaje de la prensa. Se deforma, se miente, se calumnia, se tergiversa. Los medios de difusión con que cuentan son poderosos, periodistas vinculados a intereses foráneos y a grandes intereses nacionales», argumentó el mandatario chileno. Un diálogo que no tenía desperdicio y que impulsaría a mejorar la vida de la gente, pero con lo que no contaban era con el país del norte que los estaba acechando constantemente. Hoy nada ha cambiado Estados Unidos sigue siendo mucho más invasor que antes, porque tiene unos socios europeos que siempre han sido colonialistas y opresores en el mundo.

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