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    Hoy la práctica de la política es muy competitiva y también muy amarrada a la apariencia de certezas y a la culpabilizacion del contrario

    Numerosos análisis afirman la existencia de un profundo sentimiento de desafección política en el mundo, concretamente, en América y Europa, en particular la juventud que tiene un aumento de ese sentimiento en los últimos años. No es el descontento, es la desafección a los políticos de siempre y la política de toda la vida. La gran mayoría de los ciudadanos pasan de los políticos, no les piden cuentas, no castigan a los corruptos y no premian a los que se lo merecen, etc, etc. Lo que no se imaginan es los riesgos que todo ésto conlleva.

    El no reclamarle o el no exigirle a los políticos responsabiidad alguna da pie a estrategias o las malas pacticas de quienes nos representan. Es por ello que un país puede llegar a debilitarse por culpa de quién gobierna, puede hacer lo que le venga en gana porque no hay quien le controle. Muchísimas veces no basta con el control de la oposición porque puede darse también que comparten su mismo silencio político. Es necesario el control ciudadano para que haya transparencia y limpieza democrática.

    Hoy la practica de la política es muy competitiva, y tambien muy amarrada a la apariencia de certezas y a la culpabilización del contrario. La posverdad, los bulos, la manipulación y la crispación es el pan de cada día de la vieja politica. El político casi nunca pide perdón por sus errores se ha convertido en un silencio de impunidad impresionante, parece que pueden mentir, engañar, manipular, robar y no pasa absolutamente nada.

    A la vista de todos estos antecedentes de la vieja politica, casi la mitad de la población mundial vive en una democracia de algún tipo, puede ser una democracia menos completa, democracia defectuosa, régimen híbrido y régimen autoritario.

    Es muy necesario analizar el alcance de este fenómeno de la desafección política de los jóvenes. Una investigación sociológica ha concluido frente a lo que puede parecer a primera vista que la participación política de los jóvenes es muy similar a la del resto de la población y vendría caracterizada por unos niveles de participación electoral menores y por el deterioro sistemático de las democracias en estos continentes.

    Una encuesta muy reciente revela que el 82% de la juventud no se siente representada por los partidos ni por los políticos, pero hay quienes deciden adentrarse en este mundo cada día mucho más difícil. En muchos países del mundo la política es un negocio y al parecer ser político es un previlegio de unos pocos. Algunas familias reconocidas oligarcas y sus amiguetes por lo general tienen a su partido politico como un patrimonio exclusivo y sólo entran en sus ternas o listas de participación politica por mandato de sus líderes. Estas familias deciden o toman decisiones sin contar con sus militantes, ni siquiera tienen una verdadera democracia en el seno de sus organizaciones políticas. Es simple y llanamente una cuestión de poder.

    La investigación tambien desarrolla la lejanía institucional hacia los jóvenes y no lo pone como un simple concepto, sino como algo muy grave de la no participación juvenil en las Insitituciones más cercanas al ciudadano. Partiendo desde este enfoque se propone según los expertos, una modalidad del derecho humano a la participación política en muchos países del mundo, entonces, se puede desarrollar el respecto el estándar del derecho internacional de los Derechos Humanos.

    En este contexto se busca analizar los referentes de pertenencia a la participación política de la juventud alejados de los vicios, resabios o caprichos de los viejos estándares de la politica. A partir de los cuales se construye la identidad firme de un nuevo cambio en los partidos políticos, para una mejora en la institucionalidad y en la democracia de un país o una nación.

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