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    Con insultos a Ministra de Igualdad, extrema derecha quiere aminorar efectos positivos de la Ley Orgánica de Protección Integral a la infancia y adolescencia

    La extrema derecha española con sus insultos a la ministra de igualdad, Irene Montero, pretenden aminorar los efectos positivos de una Ley Orgánica de protección integral a la infancia y a la adolescencia frente a la violencia.

    Las guerras suponen siempre un grado máximo de crueldad, destrucción y degradación humana. Esta barbarie es también comparable con actitudes de algunas personas o grupos o organizaciones políticas en España.

    Lo que pasa en el Congreso de los Diputados en este país es degradante e indecente. La crispación política es muy preocupante por el tono del debate y por la agresión verbal de ciertos políticos a la ministra de igualdad, Irene Montero. Esa actitud de la extrema derecha con esas pautas de odio y su comportamiento, pretenden aminorar los efectos positivos de una Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia.

    Poner obstáculos a los ministras o ministros de Unidas Podemos del gobierno de España, que están siempre trabajando para avanzar en derechos en este pais es de cretinos. La lucha contra la violencia en la infancia es un imperativo de derechos humanos, para promover los derechos de los niños, niñas y adolescentes consagrados en la Convención sobre los Derechos del Niño es esencial asegurar y promover el respeto de su dignidad humana e integridad física y psicológica, mediante la prevención de toda forma de violencia. Si ésto no lo entienden estos señores y señoras de Vox apaga y vámonos.

    No obstante, con el paso del tiempo, nos hemos dado cuenta que el gobierno socialista no le quiere poner coto a esta situación en el Congreso de los Diputados. La falta de respeto, la crueldad, el totalitarismo parlamentario parcializado, la discriminación en la agresión verbal, también denominada abuso verbal, es un tipo de violencia que se caracteriza por su peligrosidad, con ésto pretenden hacer daño a los ministros o ministras de Unidas Podemos con un discurso hiriente. Vox se manifesta en forma de acusaciones, insultos, amenazas, juicios, críticas degradantes, ordenes agresivas, gritos o palabras descalificantes, para producir malestar psicológico en los ministros de la formación morada. Esta agresividad verbal, además de una forma de violencia psicológica, es el modo más común del maltrato emocional que utiliza Vox: el tipo de abuso más disimulado y aceptado por la sociedad, hasta cierto punto no convalidado en una democracia como la nuestra. Estos tiempos de cambios abruptos del significado de las palabras, de manipulación del sentido de los valores, usando sistemáticamente mecanismos de exclusión en pos de la conquista del poder, son las formas o estrategias ilegales que utiliza la extrema derecha en España.

    La extrema derecha históricamente, y con creces sabemos, aquello de lo que es capaz de hacer. En Europa arrastra tras de sí un universo de víctimas por métodos heterogéneos, comenzando por su odio, la xenofobia, la homofobia, la discriminación y el machismo, entre otros. Lo cierto es que la extrema derecha niega continuamente la existencia de violencias machistas y ésto tiene consecuencias letales para millones de mujeres. Vox y su retrógrada moral en este marcó que publicita, se puede pagar muy caro en una democracia como España. Los tiempos de odio que surgen de estos lobos que aúllan, sin que nadie les frene son un peligro para la convivencia democratica de un pais, por eso, hay que fortalecer el sentido de la convivencia para hacer prevalecer los valores democráticos.

    Es muy importante mirar con detenimiento en el caso de Vox la ilegalización como partido político, por las actividades efectivamente contrarias al marco constitucional que un determinado partido político pueda desarrollar. Sin duda alguna será miniciosamente analizada por expertos analistas políticos, sino simplemente las opciones jurídicas que la misma tendría. Es decir, no se puede descartar esa opción.

    Sabemos perfectamente, la cuestión de la ilegalización de los partidos políticos está establecida en la Ley de Partidos Políticos (Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio), concretamente en su artículo 9 y siguientes.
    El gobierno tiene los mecanismos y las herramientas necesarias para poner en marcha una opción que mejore la democracia de este país. Lo que no se puede permitir ni seguir repitiendo es este tipo de violencia y odio por este partido político llamado Vox. Estamos hartos del insulto, de la agresión verbal, de la violencia y del odio en el Congreso de los Diputados de España.

    Es cierto que existe la libertad de expresión. Un espacio libre para expresarnos sin coacciones y en libertad, pero también tiene sus límites que están fuera de su regulación de este artículo, el odio, la violencia y la agresión verbal no caben en ese espacio. No existe país ni grupo social que no tenga incorporados en su lenguaje palabras soeces que se utilizan como una forma de agredir a otras personas. De una cultura a otra, incluso en algunas que hablan el mismo idioma, las palabras que se utilizan para herir pueden no tener el mismo sentido pero el efecto es el mismo: Agresión. Lo que es un hecho, es que la palabra que denigra tiene un sentido subjetivo, y es ese mismo elemento el que hace que tenga tanto poder. El uso habitual del insulto lo hace parecer normal, y es eso precisamente lo que lo hace peligroso.

    Lo que no se puede permitir es que ciertos ministros del gobierno de coalision sean intimidados, perseguidos, amenazados o agredidos por gobernar en España. Lo que no puede ser es que estos ministros y ministras de Unidas Podemos sean prisioneros del odio, la agresión y la represión indiscriminada en el Congreso. Este acoso laboral tiene que acabarse porque está afectando profundamente a la sociedad española. Estas pautas no representa la delgada línea de oposición de un partido a un gobierno en una democracia. Ésto es una caceria que separa la civilización a la barbarie.

    No podemos seguir manteniendo con nuestros impuestos los salarios de delincuentes en el Congreso de los Diputados para que agredan, insulten, repriman y para que obstruyan el buen funcionamiento de convivencia democrática bicameral en España. La sociedad española interioriza esas actitudes de falta respeto por lo que es público y un mal ejemplo democrático para el pais, por tanto, esas agresiones verbales de su señorías de Vox, son financiadas con el esfuerzo de todos los españoles que se utiliza en su beneficio común.

    La actitud de ese grupo político actúa fuera de las normas de cultura, en especial de carácter ético, salvajes, crueles o faltos de compasión hacia la vida o la dignidad de los demás.

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