La extrema derecha (Vox) se manifiesta en el Congreso con mucho ruido como niños malcriados y abandonan el hemiciclo.
Un partido político es una herramienta, pensada y organizada por una grupo reducido de personas, para ganar elecciones y gestionar el Estado. Lo que significa que la gestión debe ser acorde a las normas y reglamentos de acuerdo a la institución que pretende administrar el representante público.
Hace mucho tiempo que no percibimos realmente lo que significa la política en España y aún más cuando vemos comportamientos inadecuados e inapropiados de los políticos en el Congreso de los Diputados. Unos representantes de los ciudadanos que no cumplen con el cometido para lo que han sido elegidos y que no respetan la constitución ni la casa del pueblo como Institución del Estado. Por eso, no encontramos líderes de altura social e intelectual, líderes políticos de primera magnitud que antepongan los intereses generales a la estrategia de partido, que hablen con claridad explicando las decisiones que toman, sean fáciles o difíciles, que realicen discursos que nos dejen con la boca abierta tanto por una oratoria impecable como por un fondo lleno de contenido. Líderes que sepan abordar en primera persona los problemas del país.
Unos son más responsables que otros. Pero quien está al frente de esta Institución tiene más responsabilidad moral y política de ejercer el liderazgo. Y si uno no sabe, no quiere, no puede, o tiene miedo de ser un líder: ¡que deje paso!.
Afortunadamente esta situación actual parece que empieza a dar un cambio positivo, porque la nueva presidenta de las Cortes y tercera autoridad del Estado, la socialista Francina Armengol, se ha estrenado este jueves en sus funciones institucionales desde el estrado con un saludo de bienvenida en todos los idiomas cooficiales y ha acabado con un verso en catalán de Salvador Espriu en la década de 1960 pertenecientes a su poemario, La pell de brau, una de las obras más populares y citadas del autor catalán. No ha sido solo un gesto simbólico. La balear Armengol ha aprovechado esa intervención para anunciar su compromiso de permitir este paso a la plurinacionalidad en el Congreso de los Diputados. Asimismo, la presidenta ha empezado con un paso muy fuerte que ni por asomo se asemeja a su antecesora y compañera de partido Meritxell Batet. Así lo ha demostrado frenando con firmeza a la ultraderecha del PP y la extrema derecha de Abascal. Donde sus señorías acogiéndose al ruido, al desorden y al irrespeto institucional han abandonado el Congreso el primer día de uso de lenguas cooficiales y dejando los pinganillos en el sitio de Pedro Sánchez.
Las lenguas cooficiales ya pueden usarse en el Congreso de los Diputados. Su uso fue una de las condiciones de ERC y Junts para apoyar al PSOE en la Presidencia de la Mesa del Congreso, que finalmente salió elegida Francina Armengol, el compromiso de permitir el uso de las lenguas cooficiales para que la diversidad lingüística
El catalán, el euskera y el gallego protagonizan el primer pleno de la XV Legislatura que debatirá la reforma del Reglamento de la Cámara para permitir su uso. No es un día cualquiera en el hemiciclo, puesto que hay divergencias entre las opiniones. El Partido Popular (PP) ya avisó de que no utilizarán las lenguas cooficiales porque «no van a hacer el canelo».
Los ultras del PP intenta retrasar, sin éxito, el uso de las lenguas cooficiales. Cuca Gamarra (PP) pide la palabra antes del inicio de la sesión plenaria por una «cuestión de orden». «En aplicación del artículo 72.1 para solicitar que se aplique el reglamento durante el desarrollo de este Pleno y concretamente que se aplique el artículo 70, 60 y 92 y 96»
«No solo los ciudadanos, también los poderes públicos. Estamos sujetos a la Constitución y a la ley vigente. Si estamos aquí para reformar el Reglamento, reformar una ley, no puede entrar en vigor una ley que no haya sido tomada en consideración, debatida, aprobada y publicada y, por tanto, entrando en vigor. El acuerdo de Mesa que pretenden aprobar se aparca de la legislación vigente porque sino no estaríamos aquí modificando el Reglamento para cambiar la ley», expresaba la portavoz del Partido Popular.
Es muy importante los cambios en la política si es para modernizar o ampliar la diversidad en un Congreso estreñido por la ultra derecha y la extrema derecha de este país.
La renuncia Meritxell Batet a su acta como diputada y el abandono de la primera línea política le dio mucha alegría a la gente de izquierdas de este país.
La socialista, que también es viceprimera secretaria Área Mejora Autogobierno y Programas del PSC, ha estado, como ella misma sostiene, 19 años de parlamentaria en la Cámara Baja, también ha sido ministra y su cargo más reciente ha sido el de presidenta de la Mesa, que ha ostentado durante la última legislatura hasta que recientemente se ha elegido a su sucesora, a la también socialista Francina Armengol. Unos años de trabajo en primera línea de política que ha calificado como «intensos».
Batet ha considerado que era la ocasión idónea para hacerlo, después de que su formación, el PSC, haya cosechado «grandes resultados» en Cataluña en las últimas elecciones. «He valorado que es el mejor momento para dejar la política activa con la satisfacción del trabajo hecho y del deber cumplido», ha añadido. Posteriormente, ha querido agradecer a las personas que durante este tiempo han confiado en ella. En este sentido, ha señalado especialmente al secretario general del PSOE y al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y al primer secretario del PSC, Salvador Illa.
Antes de finalizar su hilo explicativo en X (antes conocida como Twitter), Batet ha afirmado que está «convencida» de que habrá un nuevo Gobierno «de progreso» liderado por Sánchez que, a su juicio, «continuará con los avances y las reformas que la sociedad española necesita». Ha concluido con un «ha sido un honor y un privilegio».
Reacciones a su despedida
Precisamente Illa, a quien ha agradecido Batet, ha sido uno de los primeros en comentar su despedida. Compartiendo su mensaje, le ha querido dar las gracias por su «compromiso», «rigor» y «talante generoso y dialogante» y le ha asegurado que «siempre» será un «activo para el socialismo». Más directo ha sido el actual ministro de Cultura y Deporte y también compañero de Batet en el PSC, Miquel Iceta, que ha añadido a su mensaje un «gracias por todo».
Los votantes de la izquierda no piensan lo mismo que sus compañeros de partido. Consideran que Batet no estuvo a la altura de las circunstancias y que le permitió demasiado a la ultra derecha, la extrema derecha y seguidas judicializaciones políticas en el Congreso de los Diputados. En el caso de Alberto Rodríguez exdiputado de Podemos.
Es muy importante mirar la hemeroteca para analizar el atropello político al que fue sometido Alberto Rodríguez cuando la expresidenta del Congreso de los Diputados decía que él ya no era diputado. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet cuando tomó esa decisión de retirarle el escaño al dirigente de Unidas Podemos tras recibir la nota aclaratoria del Tribunal Supremo en la que Manuel Marchena insistía en que la pena que se le impuso por atentado a la autoridad implicaba su «obligada» inhabilitación. Nada más conocer la resolución, los líderes morados reaccionaron acusado a Batet y al Supremo de «prevaricación» y luego anunciarán querellarse contra ella.
Esto abrió una brecha en la coalición que se solapó con la lucha en el seno del Gobierno por la reforma laboral. Después de que Batet haya decidido ejecutar la sentencia del Supremo después de que le llegará la nota aclaratoria que solicitó para solventar tal situación. Según explicaron fuentes parlamentarias, la presidenta comunicó personalmente a Rodríguez el escrito enviado por Marchena por el que se le dio traslado de la sentencia que comportaba «la pérdida de su condición de diputado». El exdirigente morado no se pronunció hasta pasados unos días. Su último mensaje en Twitter, horas antes de la decisión, advertía de que «el voto democrático de decenas de miles de canarios y canarias» estaba siendo «atacado sin base jurídica alguna».
Por eso la gente de izquierdas consideran que esta señora no estuvo a la altura como tercera autoridad del país, porque no hizo valer la institución como la tercera pieza fundamental del Estado español. Por otro lado, hay una desigualdad de derechos y oportunidades políticas: aunque algunos políticos logren superar los obstáculos y los prejuicios y acceder a posiciones que le corresponden como representantes del pueblo, estos políticos deben ocupar una posición, un lugar sin subordinación de otro poder del Estado que no sea el que lo ocupa como parlamentario. Por otro, el perjuicio no es solo para los diputados del pueblo sino para sus votantes. Así que mientras permanezcan como representantes del pueblo, la judicialización política no se puede permitir en el Congreso hasta que no tenga los causes que establece la ley y el reglamento de la misma.