Quizás el mayor problema en España es la justicia. Su opacidad con los políticos de derechas es evidente.
Es increíble que los españoles tengan que ocuparse de las mentiras de la actualidad política española y de su crispación e intolerancia de sus señorías en este país. Estas mentiras y manipulaciones forman parte de la basura mediática en los medios de comunicación de la ultra derecha y la extrema derecha. Que no informan sino que también hacen cambios parciales de opinión y de sus mentiras que sirven para justificar esa mentira y de la más ridícula de las mentiras, que es aquella que se sabe desde el principio que se va a revelar como tal, por eso no hay que desperdiciar tiempo en el ruido porque al final solo queda en nada.
Hay muchas cosas mucho más importantes en este país que el ruido de Vox y del PP. Atentar contra la democracia es mucho más grave que cualquier jaqueca de la ultra derecha y de la extrema derecha en el Congreso de los Diputados. Que a sus señorías les moleste por activa y por pasiva la plurinacionalidad y su lengua no es un problema para España. Es un ruido sin sentido de los antidemócratas porque este Congreso ha dado vía libre a la tramitación de la reforma del Reglamento de la Cámara para permitir el uso de las lenguas cooficiales, y lo ha hecho con el voto en contra del PP, Vox y UPN, tras la primera sesión plenaria plurilingüe de la historia del parlamentarismo español.
Pero esto no es todo. El genocida y ultraderechista José María Aznar ha llamado a la rebelión y acusa a Sánchez de ser “cómplice” de los separatistas, pero la gente se pregunta: quién es más separatista que este genocida que ha atentado siempre contra la democracia española. Lo hizo en la guerra con Irak y con su corrupción sistemática e institucionalizada en todo el país. Ahora este genocida corrupto ha desmentido que haya apelado a la rebelión porque sabe perfectamente que es un grave atentado contra la democracia en España. Asimismo, considera que el gobierno de Sánchez solo pretende desviar la atención de “elementos clave” que no se sabe cual pero que le acusa de alentar el golpismo. Un golpismo que no ha existido excepto el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936 a la II República: la trama que ocasionó la Guerra Civil y que hoy los ultra derechistas y la extrema derecha lo quieren mantener con la violencia política contra los demócratas en este país.
Por eso es muy importante refrescarles la memoria lo que pasó el 18 de julio de 1936, cuando un grupo de militares rebeldes encabezados por Mola, Franco y Queipo de Llano dieron un golpe de Estado militar contra el gobierno de la Segunda República. La división de la sociedad y el ejército ante esta situación daría lugar al estallido de la Guerra Civil española donde murieron centenares de miles de españoles. Además, este sinvergüenza genocida se da el lujo de dar lecciones de democracia a los demócratas cuando dice textualmente “Creen que todo aquel que no está de acuerdo con el que está en el Gobierno es antiespañol, fascista o golpista”. Además, ha asegurado en la Cope la radio de la derecha religiosa en España. Que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, «no es cautivo de los separatistas, es cómplice”. Agregó sin sonrojarse, una mentira tan grande como España.
Estos son los mismos que acosaron y acosan con falsedades y manipulaciones a los dirigentes de Podemos. Creemos que hoy es de obligado cumplimiento desenmascararlos a todos ellos por el bien de la democracia. Estos sucesos, acontecimientos y pronunciamientos políticos, y ante algunos comentarios de periodistas sin base ni fundamento, sobre los dirigentes de Podemos que ejercen cargos públicos es un atentado contra el Estado de Derecho de este país, porque el acoso político es una manifestación de violencia basada en la discriminación y la censura que intenta limitar el derecho a la participación política de los ciudadanos. Es una conducta individual o grupal que menoscaba, anula, impide, limita y obstaculiza los derechos políticos por ser un partido de izquierdas. Por ello, rechazamos esta modalidad de violencia, que se presenta en los distintos ámbitos de la derecha en la política en este país.
Cabe advertir que el acoso político tiene su origen en los estereotipos de poder y en la distribución mediática de los medios de comunicación con roles de control político, que conminan con sus bulos a las minorías de izquierdas para permanecer con sus privilegios en los espacios de poder y dejarlos fuera del ámbito público y la participación efectiva en la política en cargos como Alcaldías, Parlamentos Autonómicos, Congreso, u otros. En ese sentido, cualquier transgresión de esta condición impuesta por el abuso de poder genera manifestaciones de violencia también en la sociedad.
Algunas expresiones de acoso político hieren profundamente a una gran parte de la sociedad. La ausencia de apoyo de la justicia en castigar este tipo de agresiones políticas contra otros políticos profundiza la poca credibilidad en el poder judicial. Que hoy está secuestrado por la ultraderecha(PP) de este país y que blinda la impunidad a los poderosos para que sigan delinquiendo. En todo caso, la ausencia de límites, daña la democracia y la hace permeable a la desinformación, tanto si proviene del ámbito interno o del extranjero. En ambos casos, se erosiona la confianza de la ciudadanía en los partidos políticos y en los valores de esos políticos agresores.
Desde siempre se ha dicho que la posesión de información está íntimamente relacionada con el poder político y económico, y de ahí que no nos resulte extraño que en las últimas décadas numerosas campañas electorales hayan gastado dinero y tiempo en el llamado marketing político que, si además cuenta con el beneplácito de la línea editorial de los medios de comunicación más importantes del país, sin duda, será un factor de éxito para alcanzar el tan ansiado poder. También es cierto que mentir, manipular, engañar y desinformar son armas de matar como las armas de una guerra. La desinformación aniquila como las armas debilitando la democracia.
Hasta hace poco algunos exlíderes políticos tradicionales como Felipe González, Alfonso Guerra y José Maria Aznar se reclamaban amos y señores, ahora son simplemente señores, no necesitan dar órdenes, porque con el peso del tiempo y la persistencia en su manera de mentir quieren parecer modernos y no amos medievales. Ahora comunican recomendaciones con trinos y entrevistas sus verdades a medias, útiles para confundir y desviar la atención de los grandes problemas del país, resumidos en desigualdad y exclusión. Estos exlíderes políticos ocultan la verdad al pueblo y, según ellos, lo hacen para protegerlo de que caiga en el vacío u otras manos y guiarlo hacia su salvación. Para ellos la mentira política es “el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables con vistas a un buen fin”. «El arte de la mentira política». Estos exlíderes, actúan como si fueran la medida de todo y se creen facultados para orientar el destino del país. Creen que el pueblo no tiene derecho a la verdad, ni la justicia, ni tampoco a poseer bienes, tierras y derechos.
Por desgracia la mentira día a día se está asentando en el devenir de las acciones políticas de muchos de nuestros dirigentes y partidos. A lo que tenemos que hacerle frente con la verdad para desenmascararlos con rapidez. Pero lo peor es que la mentira está sustentada por una desinformación, falta de veracidad de algunos medios informativos, todo ello con el fin de manipular opiniones y crear un ambiente de crispación, odio y debilitar la democracia. La mentira y la manipulación argumental que ella conlleva para sustentar acciones hipócritas, llenas de falacias y sobre todo de ataques grotescos y canallescos a los valores que conlleva la democracia. ¡Sus mentiras y sus manipulaciones les llevan a apoyarse en una falsa libertad interesada y con una gran carga dictatorial, y hablan y hablan hipócritamente de libertad y se sustentan en un falso patriotismo constitucionalista!
Por eso hemos escogido un texto muy interesante de un diario digital muy importante como lo es lamarea.com
Lamarea.comÓscar F. Civieta, 24 de febrero de 2.023
La guerra jurídica contra Podemos: más de 20 querellas archivadas desde 2015
Un repaso a algunas de las causas más sonadas en la guerra jurídica contra la formación morada: desde el blanqueo de capitales y el Informe P.I.S.A. hasta el caso Neurona.
Desde su nacimiento en 2014, son muchos los casos en los que se ha puesto en entredicho la conducta de algún miembro de Podemos (o del partido como organización). Una guerra jurídica (lawfare, se dice ahora) que alumbra grandes titulares y valiosos minutos de radio y televisión. Después, cuando todo queda en nada, el espacio que se le otorga es mínimo.
El último ejemplo lo ha protagonizado el juez del caso Neurona, Juan José Escalonilla, tras reconocer que incluyó indebidamente como investigado en la causa a Pablo Iglesias. En un escrito fechado el pasado 9 de febrero, y adelantado por El País, el magistrado señala lo siguiente: “No siendo parte en el procedimiento Pablo Iglesias, y habiéndose incluido indebidamente en el encabezamiento de las resoluciones, procédase a subsanar dicho extremo”.
A colación de esto, el exlíder de Podemos afirmó en la SER que es improbable que impongan sanciones, ya que, en su opinión, “es prácticamente imposible que en España a un juez que prevarica se le condene por prevaricación”. Igualmente, señaló que “lo que hemos visto de la ‘policía patriótica’, pero también en esas conversaciones de Villarejo con periodistas importantes, evidencia que en España opera una mafia que trabaja para alterar los resultados de la democracia”.
Son más de 20 las querellas, causas o líneas de investigación contra Podemos que ya se han archivado. Otras siguen abiertas, esperando, quizá, correr la misma suerte. Estas son algunas de las más sonadas.
Blanqueo de capitales y delito electoral
En enero de 2015, tal y como se apuntó desde el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Supremo rechazó la querella contra el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, presentada por el Partido Socialista de la Justicia por delito de blanqueo de capitales y delito electoral por falseamiento de cuentas.
En un auto, en el que fue ponente el presidente de la Sala Segunda, Manuel Marchena, el tribunal inadmitió la querella “por no venir acompañada de ningún elemento o principio de prueba que avale razonablemente la verosimilitud de la realidad de los hechos contenidos en la misma, limitándose el querellante a afirmar su existencia sin ningún apoyo objetivo”.
La querella imputaba a Iglesias (aforado ante el Supremo por su condición de eurodiputado), Iñigo Errejón y Luis Alegre, la recepción de 3,7 millones de euros a través de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), procedentes en su mayoría del gobierno venezolano, derivados de convenios de asesoramiento político con dicho país, datos que recogió el querellante de una información publicada en El País.
El tribunal recordó que la doctrina de la Sala es que para admitir una querella no basta la mera aportación de recortes de prensa o similares sin más constatación o acreditación.
Desobediencia y organización criminal
Meses después, en mayo de 2015, el CGPJ comunicaba esto: la Sala Segunda del Tribunal Supremo inadmite a trámite y archiva la querella planteada por el sindicato Manos Limpias contra el eurodiputado de Podemos Pablo Iglesias por varios presuntos delitos: desobediencia, contra los derechos de los trabajadores, organización criminal (o alternativamente asociación ilícita), apropiación indebida (o alternativamente delito societario de administración desleal), tráfico de influencias, cohecho (o alternativamente corrupción entre particulares), y delito contra la Hacienda Pública. El Supremo considera que los hechos no son constitutivos de ilícito penal alguno.