El déficit de legitimidad democrática en Europa hoy es una realidad.
La Unión Europea, hace unos años atrás ha abandonado las directrices democráticas en el continente. Habida cuenta de sus dimensiones continentales, aprovecha para dar cátedra de democracia a países señalados por los Estados Unidos como antidemocráticos.
Hoy en pleno siglo XXI, en plena participación de una guerra en el continente europeo y con una crisis económica de elefante, siguen manteniendo ese espíritu antidemocrático de la “democracia”, permitiendo o participando del chantaje de Estados Unidos contra aquellos países que no les apoya para continuar con este sistema de poder en mundo. Llevan tal poder concentrado en ellos mismos que si no les apoyan como ellos quieren son sus enemigos, los amenazan con aplicarles sanciones porque son considerados sus contrarios o les acusan de apoyar a Rusia, pero lo que no saben estos países ilusos europeos en su controversia es que su peor enemigo son ellos mismos, es decir, el enemigo de mi enemigo es mi amigo, así de claro y de sencillo. Lo que significa que la Unión Europea no va a mover un dedo si Estados Unidos no se lo ordena.
La Unión Europea se está hundiendo cada día más su neoliberalismo ya no es sostenible. Su teorización política ha sido inventada para mostrar que la democracia, el gobierno de los hombres por sí mismos, lleva necesariamente al reino del populacho. Este pensamiento occidental político ya existe en la Unión Europea, realmente, surgió de las enseñanzas de los americanos desde hace años atrás y se agudizado mucho más en los últimos años. Ej: injerencias en Venezuela, reconocimiento de un golpista, corrupto e impostor, algo impresionadamente y antidemocrático propio de regímenes totalitarios de épocas pasadas.
Ya con este sesgo profundamente fascista la Unión Europea ha demostrado que sigue siendo colonialista igual que su aliado principal EE.UU.
Esta posición funcional errónea antidemocrática de la Unión Europea ya no ofrece soluciones a las demandas ciudadanas, porque los Estados miembros ya no son capaces de mantener esas situaciones sesgadas, a la vez que influye la visión contraria del deseo de participación en la determinación de una política mundial acorde a otras democracias más avanzadas en el mundo.
Pero la Unión Europea paradójicamente aún mantiene algunos de los rasgos que la caracterizan desde sus inicios, los cuales son difícilmente compatibles con la idea de democracia que se encuentra firmemente arraigada en las tradiciones constitucionales comunes a sus Estados miembros y que la propia Unión Europea dice auspiciar. De este modo revela encontrarse en un proceso de transición, a pesar de haberse dotado, a un tiempo, de de unas instituciones genuinamente representativas, vinculadas a la construcción de una nueva realidad jurídico-política, de naturaleza materialmente constitucional. La Unión Europea posee, así importantes elementos de déficit democrático, como se demuestra en lo que toca a aspectos tan relevantes como la legitimación, el control, la transparencia o la participación popular, lo que genera una brecha notable en la relación que se establece entre gobernantes y gobernados. Y la grave crisis económica y financiera que, en la actualidad, sufre el continente europeo, que obliga a los estados componentes de la Eurozona a alcanzar una mayor coordinación de sus políticas económicas, en pos de la consecución de un auténtico gobierno económico unificado, lo ha hecho a costa de generar un nuevo déficit de legitimidad democrática. No en vano, dicho gobierno descansa en un esquema de funcionamiento intergubernamental, al tiempo que discurre fuera, esencialmente, del marco normativo común establecido en los Tratados constitutivos de la Unión Europea. De ese modo, el déficit democrático de la Unión no sólo sigue presente, sino que se ha agudizado con ocasión del advenimiento de la crisis actual, al revelar la carencia de una auténtica unión política.
La crisis económica y financiera internacional ha puesto de manifiesto las enormes debilidades que presentaba el modelo institucional y de gobernanza de la Unión Europea (UE) para enfrentarse a los nuevos retos. En consecuencia, Europa necesita de una constitución que otorgue legitimidad y soberanía a sus instituciones, delimitando sus competencias, sujetas a un efectivo control. Semejante proceso constituyente debería ser el tema central de las elecciones europeas en este siglo, a fin de convertir al proyecto europeo alejado de los Estados Unidos en respuesta ejemplar a los desafíos crecientes de un mundo globalizado.
La postura súper agresiva de los estados Unidos con las naciones que no cumplen con sus exigencias, incluyendo a los aliados más fieles y algunos Estados que se resisten a sus presiones que buscan tomar su propio rumbo o su propio camino son amenazados con la complicidad de la Unión Europea. La tradicional alianza de países que son aliados, amigos o socios, parece no tener la misma estabilidad de antes, ejemplo: Turquía o el propio Israel, incluso, en Latinoamérica con Colombia, puntualmente más reciente con Arabia Saudí, que fue presionado por los Estados Unidos por reusarse para reducir las cuotas de producción de petróleo.
Finalmente Arabia Saudí ha seguido la línea más de La «OPEP-PLUS y de Rusia lo que significa reducir la producción de crudo, por lo tanto, la alteración en los precios no le ha gustado a los Estados Unidos y ha llegado a decir que van revaluar sus relaciones, incluso, desde la administración Joe Biden han tratado de desalentar la inversión estadunidense en Arabia Saudí, no solo debilitando los lazos comerciales o en este caso puntualmente en la cuestión del petróleo, sino también la preocupante esfera militar en ese país árabe, y es que cientos de veteranos estadunidenses han firmado importantes contratos con empresas de Emiratos Árabes estrictamente con la modernización de sus fuerzas armadas, lo que ha sido aprobado por los funcionarios de Estados Unidos. Claro, cada vez que los países rehúsan a acatar las órdenes de los Estados Unidos y apoyan de una u otra forma a Rusia eso no gusta a Washington. Ha ocurrido también por ejemplo con Turquía que incluso se ha visto presionado y le han recordado los riesgos de la evasión de las sanciones.
El tradicional socio y fuerte aliado de los Estados Unidos ha sido objeto de un diálogo fuerte estratégico de alto nivel, todo por establecer una cooperación con China en materia de tecnología lo que no gustó a los Estados Unidos, pero también la contra parte, Israel no ha querido acatar completamente las ordenanzas desde Washington a raíz de una solicitud de aprobar las transferencias de misiles spyder de producción alemana, pero con tecnologías israelíes que iban dirigidos a Ucrania y esto se rehusó Israel. En latinoamérica tampoco ha quedado exenta, en este caso, Washington ha advertido a Colombia, concretamente, al gobierno de Gustavo Petro, Con lo que ello implica del peligro de caer en manos de China. De agarrar el dinero chino se acaba pagando decían desde Estados Unidos y Gustavo Petro les respondió «no se entrometan en mis asuntos. Ustedes están arruinando todas las economías del mundo» se refería incluyendo a la de los Estados Unidos de América.
Sólo hay que echar un vistazo en el mar mediterráneo para ver el atasco de metaneros en los puertos europeos mientras los precios del gas aceleran su caída, según informaciones poco fiables en Europa.
Europa no esta preparada para este tipo de situaciones, porque le faltan estructuras para recibir el gas licuado de Estados Unidos en barcos, que por supuesto les costará muchísimo más caro que el Ruso. La Unión Europea trata de asegurarse el suministro para afrontar el invierno, en un escenario marcado por la restricción de las exportaciones rusas. De hecho, según informa la agencia Reuters, decenas de barcos cargados con Gas Natural Licuado (GNL) están haciendo colas frente a las costas europeas sin poder descargar. Más concretamente, habría 35 embarcaciones navegando por las costas españolas y cercanas al Mediterráneo. Aún en esta situación tan delicada el viejo continente ha reforzado aún más sus medidas restrictivas contra Rusia y está dispuesta a seguir haciéndolo, aunque ello signifique el corte total con el suministro de la fuentes de energía rusas. Dicho de otra forma están hundiendo a Europa, lo que significa la pobreza total de un continente que no levanta cabeza desde que se unió a Estados Unidos de América.