Fuentes de Gaza informan a la comunidad internacional que Israel ha lanzado Fósforo Blanco en la calle de Karama Palestina.
El pueblo palestino, llamado habitualmente palestinos o árabes palestinos, es un pueblo semita del Levante mediterráneo con orígenes familiares en la región histórica de Palestina y que constituye una de las poblaciones autóctonas del Estado de Palestina e Israel. Un pueblo que lleva sometido más 75 años por unos judíos invasores llegados de Europa. Que se han apoderado del territorio de un pueblo milenario originario de Palestina llamados palestinos como dije al principio del párrafo.
Desde 1917 hasta 1947 fue El Mandato Británico en una buena parte de esa región arabe. Palestina fue uno de los antiguos territorios otomanos que la Sociedad de las Naciones puso bajo administración británica en 1922. Con el tiempo, todos esos territorios se convirtieron en Estados independientes, excepto Palestina, en cuyo caso además de “la prestación de asistencia administrativa y asesoramiento” el Mandato Británico incorporó en 1917 la “Declaración de Balfour”, en la que expresaba apoyo al “establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío”. Durante el Mandato, de 1922 a 1947, tuvo lugar la primera ola de inmigración judía a gran escala a este territorio, proveniente principalmente de Europa Oriental: el número de judíos que inmigraron aumentó enormemente en la década de 1930 debido a la persecución nazi. Las reivindicaciones árabes a favor de la independencia y la resistencia a la inmigración judía desembocaron en una rebelión en 1937, tras la cual ambas partes recurrieron una y otra vez al terrorismo y la violencia. El Reino Unido consideró varias opciones para facilitar la independencia a esa tierra devastada por la violencia, y en 1947 acudió a las Naciones Unidas para que resolvieran el problema de Palestina.
1947 – 1977: El plan de partición, las guerras de 1948, 1967 y 1973 y los derechos inalienables
Tras estudiar distintas alternativas, las Naciones Unidas propusieron poner fin al Mandato y dividir Palestina en dos Estados independientes, uno árabe palestino y otro judío, y que Jerusalén quedara bajo un régimen internacional (resolución 181 (II), de 1947). Uno de los dos Estados previstos proclamó su independencia en 1948 con el nombre de Israel y en la guerra que siguió ese mismo año con los Estados árabes vecinos ocupó el 77 % del territorio que había tenido Palestina bajo el Mandato Británico, incluida la mayor parte de Jerusalén. Más de la mitad de la población árabe palestina fue expulsada o huyó del territorio del nuevo Estado. El resto del territorio asignado al Estado árabe por la resolución 181 quedó bajo el control de Jordania y Egipto. En la guerra de 1967, Israel ocupó esos territorios (la Franja de Gaza y la Ribera Occidental), incluida Jerusalén Oriental, que posteriormente anexionó. Esta guerra provocó un segundo éxodo, de aproximadamente medio millón de palestinos. En su resolución 242, el Consejo de Seguridad formuló los principios de una paz justa y duradera, que incluía la retirada israelí de los territorios ocupados durante el conflicto, una solución justa del problema de los refugiados y la terminación de todas las situaciones de beligerancia o alegaciones de su existencia. Tras las hostilidades de 1973, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 338, en la que, entre otras cosas, pidió que las partes interesadas iniciaran negociaciones de paz. En 1974, la Asamblea General reafirmó los derechos inalienables del pueblo palestino a la libre determinación, la independencia nacional, la soberanía y el regreso de los refugiados. Al año siguiente, la Asamblea General estableció el Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino y otorgó a la Organización de Liberación de Palestina (OLP) la condición de observadora en la Asamblea y en las conferencias de las Naciones Unidas.
Hoy se agrava mucho más el conflicto en Oriente Medio gracias a la ocupación y las matanzas cometidas por Israel al pueblo palestino. La hipocresía de Europa y el silencio de una gran parte de la comunidad internacional favorece más la agresión contra Palestina. Aún sabiendo que cuando los ucranianos se defienden de los rusos, la prensa occidental capitalista los llama «héroes», pero cuando los Palestinos se defienden del genocidio perpetrado por Israel durante décadas, lo llama «terroristas». Asimismo, la derecha internacional junto con los nazis israelíes y su gran hipocresía son cómplices de este genocidio. Lo que significa un peligro para la humanidad en este planeta.
El genocida primer ministro israelí y líder conservador ultraderechista radical Benjamín Netanyahu ha hecho una declaración de guerra contra Hamás. Que no es más que un intento por justificar todos los crímenes preexistentes de la ocupación israelí y el preludio de una ofensiva aún mayor contra el pueblo palestino. Netanyahu asumió su nuevo gobierno prometiendo avanzar en una legalización e incremento de los asentamientos coloniales sobre territorio palestino y en una anexión completa de Cisjordania. Netanyahu se valdrá también de la nueva ofensiva para tratar de cerrar la crisis política interna en Israel, detonada con la presentación de su proyecto de reforma judicial.
En lo que va de 2023, las fuerzas de seguridad israelí mataron a más de 130 personas en sus redadas criminales en Cisjordania, en las que, además, se practica la demolición de viviendas de las familias en que viven presuntos miembros de organizaciones armadas palestinas.
Bajo el método de la “detención administrativa”, se practica el encarcelamiento sistemático de palestinos, en base a “pruebas secretas” de los servicios de inteligencia. Se los mantiene privados de su libertad, a veces durante años, sin cargos ni juicio. Mientras tanto, continúa el cerco sobre la Franja de Gaza, transformada en una prisión a cielo abierto en que dos millones de personas sobreviven en condiciones de hacinamiento inhumano y extrema pobreza. La acción militar palestina es una reacción legítima y desesperada frente a esta verdadera pesadilla que no hace más que profundizarse cada día. Defendemos el derecho del pueblo palestino a rebelarse con los medios a su alcance para hacer frente a este verdadero genocidio que viene de la mano de una política sistemática y despiadada de expulsión de las familias palestinas, limpieza étnica, apartheid y exterminio.
Israel y las milicias de Gaza han entrado en pocas horas en una guerra abierta después de que los grupos armados de la Franja lanzasen a primera hora de este sábado un ataque sorpresa sin precedentes cansados del sometimiento e invasión israelí, con la infiltración de decenas de hombres armados, secuestros de civiles y soldados y una intensa descarga de cohetes (3.000, según un portavoz militar israelí, hasta 7.000, según Hamás) que ha causado ya al menos 250 muertos y más de 1.450 heridos. Se trata de una operación inédita, no solo por su alcance y simbolismo, sino también por el número de hombres armados que ha logrado penetrar en territorio israelí. También de la mayor acción en territorio israelí en décadas, solo equiparable a las producidas en el marco de las sucesivas guerras con sus países vecinos árabes entre 1948 y la del Yom Kipur, en 1973, que muchos recuerdan hoy porque el país exhibió la misma debilidad ante un ataque sorpresa coordinado.
Lo más grave de toda esta pesadilla según aseguran numerosas fuentes en Gaza, se informa que Israel acaba de lanzar fósforo blanco en la calle Karama. Armas que son letales y que son completamente prohibidas en una guerra. Usarlas en cualquier conflicto seria una enorme violación internacional de los derechos humanos por lo que esto implica en la población civil. Benjamín Netanyahu ya es considerado un criminal de guerra y un genocida. Igualmente, fuerzas de ocupación israelíes asesinaron a dos jóvenes palestinos en la ciudad ocupada de Jerusalén.
Más de dos millones de personas, la mitad de ellas niños y niñas, encerrados en la pequeña franja de Gaza.
Hoy la población ha derribado las vallas del campo de concentración impuesto por la ocupación israelí.
Uno de los mandatarios más sensatos y coherentes de la comunidad internacional se ha pronunciado con firmeza y contudencia sobre el genocidio de Israel en Palestina. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha respondido este martes a las críticas que recibió en la víspera por comparar la situación en el campo de concentración de Auschwitz con la que se vive actualmente en Gaza, compartiendo un vídeo de las consecuencias del ataque israelí. «Han muerto bombardeados 140 niños y niñas palestinas. Ellos no eran militantes de Hamás», ha puntualizado. «Gaza aparece hoy tan destruida o más que el guetto (sic) de Varsovia después (de) que como respuesta a la insurrección (sic) judía y socialista en ese campo de concentración fue destruido por la barbarie Nazi», manifestó el presidente en su cuenta de X (antes Twitter). El Gobierno de Colombia apoya las resoluciones de la ONU en donde se aboga por dos estados libres: uno israelí y el otro palestino, reconoce los dos estados y solicita al Estado de israel dejar de ocupar militarmente el estado palestino».
También el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, acusa a Israel de violar el derecho internacional con sus ataques a Gaza. Declaraciones que se quedan simplemente en palabras ante la negativa europea de abordar la democracia y la paz como los ejes de su política exterior.
Miles de jordanos marchan en el centro de la capital, Ammán, en apoyo a Gaza y en contra del terrorismo israelí. Asimismo, miles de personas se han manifestado este lunes en la Puerta del Sol de Madrid para mostrar su apoyo a Palestina ante la respuesta de Israel al ataque de Hamás, bajo el lema: “Viva la lucha del pueblo palestino”.
Numerosas banderas de Palestina han ondeado esta tarde frente a la Casa de Correos, sede del gobierno de la Comunidad de Madrid, que desde anoche ilumina el edificio con los colores de la bandera de Israel en solidaridad por el ataque terrorista que ha sufrido el país este fin de semana de manos de Hamás y otras milicias palestinas.
“Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”, “No es una guerra, es un genocidio” o “¿Dónde están?, no se ven, las sanciones a Israel” han sido algunos de los gritos que han coreado sin parar los manifestantes que se han colocado en circulo sujetando diferentes pancartas.